El Pozo De Jacob El Pozo De Jacob Era mediodía en la tierra de Palestina, el sol brillaba con todas sus fuerzas. El calor se hacía insoportable; los pies del viajero ya no querían dar un paso más; su frente estaba perlada de sudor y la lengua empezaba a pegarse al paladar. El deseo de un sorbo de agua fresca se hacía más fuerte a cada paso. ¡¡Ah, bendición…el pozo de Jacob!!! Allí se sentó Jesús para refrescarse y descansar, pero fue interrumpido por alguien que también ne cesitaba agua para refrescarse del calor; alguien que sabía que era difícil sacar agua del pozo porque era muy hondo. Cuántas veces nuestra alma tiene sed! Y como aquella mujer encontró que el pozo era hondo. Muchos lo encontramos así; nos parece demasiado hondo por la ansiedad producida debido a alguna enfermedad en la familia, o por un hijo que nos dice “Mamá, me voy de casa”. Nos desesperamos por el esposo(a) que abandona el hogar o porque el dinero no alcanza y los alimentos escasean…¿Cómo obtener la ...